Artículo elaborado por FACME y disponible aquí.
La Medicina es una disciplina científico-técnica altamente cambiante, con un crecimiento exponencial del conocimiento, de manera que las guías clínicas relevantes necesitan actualizaciones en un corto espacio de tiempo1. El objetivo final de la investigación biomédica es que los cuidados de salud sean más efectivos a fin de obtener los mejores resultados para los pacientes y las poblaciones. La única manera de mantener un conocimiento actualizado, la competencia y las habilidades profesionales durante toda la vida laboral, es mediante una Formación Médica Continuada (FMC) de una calidad acreditada2 y orientada a las necesidades de los pacientes y del sistema sanitario3.
La FMC individual es una obligación ética y un derecho reconocidos en diversas normativas legales y profesionales, tanto nacionales como internacionales4, 5. En la Carta de la Profesión Médica se incluye el compromiso de los médicos con la competencia profesional, con el aprendizaje permanente y la responsabilidad individual de mantener los conocimientos médicos y las habilidades clínicas y de equipo necesarias para dar una atención de calidad. Además, la profesión en su conjunto debe esforzarse para que todos sus miembros sean competentes y asegurarse que dispongan de los mecanismos adecuados para lograr este objetivo6.
La Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias define la FMC como «el proceso de enseñanza y aprendizaje activo y permanente al que tienen derecho y obligación los profesionales sanitarios, al finalizar los estudios de pregrado o de especialización y que está destinado a actualizar y mejorar los conocimientos, habilidades y actitudes de los profesionales sanitarios ante la evolución científica y tecnológica y las demandas y necesidades, tanto sociales como del propio sistema sanitario»7. La Ley General de Sanidad obliga a las autoridades a promover la adecuación de los conocimientos profesionales a las necesidades de la sociedad española y su actualización permanente.
La calidad de un sistema sanitario depende del grado de cualificación y actualización de sus profesionales y, por tanto, la FMC es un asunto de interés estratégico para una país8, 9. Los nuevos modelos de FMC tratan no solo de impartir conocimientos, sino también de influir en el comportamiento de los médicos y de facilitar los cambios en las organizaciones sanitarias mediante el rediseño de los sistemas para mejorar la calidad y los resultados asistenciales10, 11.
Las sociedades científico-médicas (SCM) tienen un papel esencial en la educación médica postgraduada, tanto en el periodo formativo de la especialidad, como a lo largo de la vida profesional como especialista. Un objetivo esencial de las mismas es generar y diseminar conocimientos actualizados, así como promover guías de práctica clínica y documentos de consenso en su campo de especialización, basados en la evidencia científica.
La pandemia COVID-19 ha obligado a realizar cambios radicales sanitarios, sociales, económicos, y políticos, que han repercutido sobremanera en la educación médica y en todas las actividades de FMC. Por este motivo muchas SCM han tenido que reorganizar su oferta reduciendo las actividades presenciales e incrementando las jornadas y los congresos virtuales12, 13, 14. En España se ha propuesto una modificación radical del estatus actual, al haberse incluido en el plan para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados15, «la prohibición a la financiación de actividades de FMC, directa o indirectamente, por parte de la industria». Ante una coyuntura de cambios radicales y de elevada incertidumbre resulta imprescindible hacer un análisis de la situación y plantear una propuesta estratégica que asegure una FMC de calidad, acorde a las necesidades actuales y futuras de nuestro sistema sanitario, similar a la que ofrecen los países de nuestro entorno.
Los objetivos de nuestro trabajo han sido evaluar la actividad de FMC realizada por las SCM pertenecientes a la Federación de las Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), detallar los tipos de oferta formativa, describir la inversión necesaria y la estructura de costes para la financiación de estas actividades, analizar el modelo de evaluación de la calidad, conocer la situación de la recertificación profesional y ofrecer un posicionamiento estratégico de FACME con unas propuestas acerca de la FMC para el futuro inmediato.