España es el país con mayor tasa de donación de todo el mundo y lidera junto
a Estados Unidos el ranking mundial de trasplantes (1–3). El éxito médico de los
trasplantes es posible gracias, entre otros factores, a la innovación continua en
medicamentos inmunosupresores, que previenen el rechazo del injerto y mejoran
los resultados de supervivencia después del trasplante (4). En la última década
diversos documentos de consenso internacionales establecen recomendaciones
para un uso y monitorización personalizados de los medicamentos inmunosupresores
con el objetivo de mejorar su perfil de eficacia y seguridad (5–10).